La absoluta inutilidad de la reforma laboral
Ni reducción en el ritmo de aumento de desempleo ni posibilidad de salvar empresas viables
Ayer asistíamos con enorme preocupación a la publicación de los datos de paro de la EPA, encontrándonos con que, una vez desestacionalizado, el paro aumentó en 195.000 personas, aproximadamente el mismo ritmo que venimos viendo desde hace cinco trimestres. Dado que los datos de caída de la actividad económica (ventas minoristas, actividad de servicios, actividad industrial y de la construcción) permanecen más o menos estables desde entonces –aproximadamente el -5 o -6%–, la primera conclusión que podemos sacar es que la reforma laboral hasta la fecha no ha servido para amortiguar en absoluto la sangría del paro.
Esta reforma laboral se suponía que iba a conseguir esto por dos mecanismos. El primero era la flexibilización salarial. Aunque hay algunos datos que apuntan a que los salarios están moderando su tasa de subida, como se ve en la encuesta de costes laborales (+1%), sin embargo esto no nos está diciendo nada sobre si están disminuyendo los costes laborales unitarios (CLUs). Es más, la masa salarial total deflactada está cayendo más despacio (unos 2 puntos) que los indicadores de producción, lo que es un indicio claro de que los CLUs reales no están mejorando, por mucho que los CLUs oficiales, bajados en macroagregados de exactitud más que dudosa (PIB) sí que lo hagan.
La otra vía para conseguir que el paro aumentara con más lentitud era la salvación de empresas en principio viables pero cuyos pasivos laborales en una situación de fuerte caída de la demanda las abocaban a la quiebra. Se suponía que la nueva normativa sobre EREs iba a facilitar esto, pero como vemos en el gráfico de la semana, y destacados abogados laboralistas han confirmado, realmente las empresas no están utilizando esta vía en más proporción que antes de la reforma laboral, ya que la tasa de éxito en los juzgados de lo social sigue siendo muy baja. En el gráfico vemos la correlación entre tasa de aumento del desempleo según la EPA y tasa de aumento de los despidos por ERE. Resulta evidente que la relación entre ambos parámetros continúa en el mismo nivel sin que se note en absoluto la nueva legislación.
Seguimos, pues, en la misma dinámica de destrucción absurda de tejido empresarial debido a una legislación adaptada a circunstancias muy diferentes a las actuales y que sólo conduce al empobrecimiento de toda la sociedad. Asistimos de este modo a la total inoperancia de un Gobierno para tomar las medidas necesarias para amortiguar los angustiosos problemas de millones de españoles. Simplemente parecen confiar en que la crisis ya ha durado mucho y que por lo tanto ya es hora de que termine, que vuelva lo de antes y puedan volver a disfrutar del apacible gobierno de un país que, desde hace décadas, funciona a pesar de ellos y de todos los que les han precedido..
Publicado en El Confidencial el 27/10/2012