La mejor liga de fútbol del mundo
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Hoy comentaba por Twitter mi incredulidad ante la delirante incompetencia de la Liga de Fútbol Profesional en España, con esa brillante, maravillosa idea de jugar partidos a las once de la noche. Ya sabéis, porque nada crea afición como jugar en una hora en que no vuelves a casa hasta pasada la una de la mañana; muy fácil llevar niños al estadio de este modo. Es un detalle más de un modelo de negocio completamente absurdo con clubes endeudados hasta las cejas jugando en estadios medio vacíos todas las jornadas (nota: bajad el precio de las entradas, merluzos) y donde sólo el Barça y el Madrid tienen alguna posibilidad de ganar. El fútbol español es una buena metáfora del país: un lugar dominado por dos oligopolistas chupóteros que abusan de su posición dominante para llevarse todo el dinero, mientras el resto languidece sin oportunidades de competir.
A modo de comparación no está de más hablar un poco de la liga deportiva más rica y lucrativa del mundo, la National Football League (NFL), la liga profesional de fútbol americano de Estados Unidos. La NFL es, de muy lejos, el deporte más popular en Estados Unidos, y es una auténtica máquina de imprimir dinero: la temporada pasada generó unos ingresos de 9.500 millones de dólares. 31 de los 32 programas de televisión más vistos en Estados Unidos el año pasado fueron partidos de la NFL. Parte de estos ingresos viene del hecho que Estados Unidos es un país enorme, pero no podemos olvidar que el mercado de entretenimiento deportivo es infinitamente más competitivo que en Europa: la NFL compite con NBA, MLB (béisbol), NHL (hockey hielo) y NASCAR cada año para atraer público, audiencias y patrocinadores, y su popularidad no ha parado de crecer. La única liga ahí fuera remotamente cercana a la NFL es la Premier británica, aunque esta es esencialmente un monopolio. El parecido entre ellas, sin embargo no es del todo casual.
¿Qué distingue a la NFL respecto a otras ligas? Para empezar, la NFL no es una economía de mercado clásica, sino el equivalente deportivo a una socialdemocracia intervencionista. La liga en sí es una sociedad sin ánimo de lucro que actúa como representante de los equipos, estado de bienestar y árbitro benevolente. El comisionado de la NFL negocia los contratos de televisión de forma centralizada, y reparte los ingresos a escote, sin primar los equipos en ciudades grandes con mayores audiencias. Todos los ingresos derivados por venta de productos oficiales y merchandising también se reparte de forma estrictamente igualitaria, sin excepción. El dinero de las entradas se reparte entre el equipo local (60%) y el visitante (40%). Aunque los equipos se quedan con los ingresos por suites de lujo, comidas y bebidas vendidas en el estadio (nota: alcohol incluido. En Estados Unidos es legal y no da problemas), la NFL tiene un fondo especial para redistribuir entre los equipos para que mejoren sus estadios. Por añadido, la liga tiene una luxury tax (impuesto sobre lujo, literalmente) que recauda dinero adicional entre los equipos más lucrativos en mercados grandes para darle dinero a los más pobres.
Redondeando esta regulación draconiana y ultraigualitaria sobre los ingresos, la NFL también tiene un montón de normas y regulaciones sobre el lado del gasto. El draft es bien conocido; los equipos peor clasificados cada temporada tienen prioridad al escoger jugadores universitarios que dan el salto a la NFL. Para asegurar la igualdad entre equipos, sin embargo, la NFL va más allá: los 32 equipos de la Liga tienen el mismo techo salarial cada año, no pudiendo pagar más de 125 millones de dólares en pagar a sus jugadores. El techo salarial, igual que los salarios mínimos para jugadores nuevos, los derechos para cambiar de equipo y demás detalles laborales son negociados cada cierto tiempo entre la liga y el poderoso sindicato de jugadores.
La NFL entiende además que sus ingresos dependen tanto de la popularidad del deporte como de la cantidad de dinero que consigan sacar de los aficionados. Para empezar, todos los partidos del equipo local se retransmiten en abierto por defecto… sí, y sólo sí, todas las entradas para el partido están vendidas 72 horas antes de empezar el partido. Esto genera por un lado un incentivo tremendo para todos los equipos para hacer lo indecible para llenar el estadio. Aunque la brevedad de la temporada ayuda (16 partidos en temporada regular, ocho como local), los partidos son casi siempre en horas razonables (hay dos partidos que empiezan a las nueve hora este cada semana; el resto siempre son a media tarde) y el calendario está decidido y fijado con años de antelación. El precio de las entradas se fija para llenar el estadio, por encima de todas las cosas; y dado que las bebidas y comida vendida en el campo es de lo poco que la NFL no confisca en plan comunista para redistribuir, todo el mundo va loco para llenar. Los estadios llenos son una publicidad excelente, una forma magnífica de crear una afición leal y audiencias televisivas gigantes. Y dado que los equipos están muy igualados, apenas hay partidos basura: todo el mundo tiene opciones de play off casi hasta la última jornada. El resultado es una liga increíblemente popular, y un negocio descomunal para todos los implicados.
Por supuesto, todo esto sobrevive gracias a un pequeño detalle: la NFL es un oligopolio descarado. El número de equipos está restringido a 32 franquicias; las restricciones y acuerdos de reparto de beneficios son estupendamente antimercado. La liga vive bajo una excepción legal explícita del Congreso de los Estados Unidos, que les permite actuar fuera de la regulación antitrust. Para todos los participantes es un negocio estupendo, pero si alguien quiere participar sólo puede hacerlo comprando un equipo directamente. Con lo lucrativos que son, imaginad lo fácil que resulta. Las franquicias además tienen una larga tradición de amenazar con irse a otra ciudad si las autoridades locales no les hacen la pelota construyéndoles estadios de vez en cuando. Si alguna vez os habéis preguntado por qué Los Angeles no tiene un equipo de la NFL, aquí tenéis el motivo. La NFL además es muy peligrosa para los jugadores, que a menudo acaban con el cerebro hecho gelatina a pesar de todas las protecciones que llevan. La liga se las ha apañado para evitar cargar con el gasto de los jugadores veteranos durante décadas.
Lo que es obvio, sin embargo, es que el modelo funciona: la liga es popular, los jugadores ganan burradas de dinero y los equipos son rentables. ¿Es posible transferir algo de esto a España y su achacosa liga de fútbol? Probablemente sí. La Premier, sin ir más lejos, reparte los derechos de televisión de forma infinitamente más igualitaria que en España, creando un “suelo” de gasto que permite que los equipos modestos sean al menos remotamente competitivos. La Bundesligaes aún más comunistoide populista y menos concentrada en las televisiones. Apenas un 26% de los ingresos de la liga alemana vienen de las televisiones; el foco son patrocinios y llenar estadios.
Sin llegar a los extremos soviéticos de la NFL, la liga española podría empezar a redistribuir mejor sus ingresos para aumentar su atractivo y atraer de nuevo público. El sistema actual, un duopolio abusivo con 18 equipos malviviendo exportando jugadores, es insostenible económicamente, y profundamente aburrido.
La verdad, mi esperanza era que la Liga de Campeones evolucionara en una superliga estilo NFL, pero la UEFA es demasiado estúpida para estas cosas.
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