Uno de los pilares fundamentales del esta plutocracia que es en realidad nuestro régimen político es lo que se suelen llamar clases medias o pequeña burguesía. A pesar de que no sale ni mucho menos beneficiada apoya no obstante al sistema y más cuantas más posibilidades se ven de un posible cambio. Las élites, para convencer a este sector social, utilizan básicamente los medios de comunicación y el sector editorial de no ficción, sumamente controlados ambos por ellos. Los mensajes difundidos inciden sobre todo en las siguientes ideas:
1. “No Hay Alternativa” (el famoso TINA thatcheriano) y la caricaturización de los que no piensan como ellos como una masa proletaria inculta, envidiosa, ansiosa por lanzarse como una jauría sobre sus posesiones y carne de cañón de populismos. Difunden la idea de que si se dejara decidir a las masas la catástrofe absoluta estaría asegurada, por lo que se justifica la democracia limitada o controlada.
2. Es cierto que el sistema no es perfecto pero la corrección de sus defectos avanza por el buen camino.
3. Los problemas que pueda tener el sistema en todo caso son puntuales y mucho menores de lo que dicen sus enemigos.
En la batalla por la democracia que se está librando actualmente el frente más importante es, a mi modo de ver, este. Y de momento vamos perdiendo.