Parece ser que los planes de Europa para tratar de parar la crisis de la deuda pasan por permitir que el EFSF (Fondo de Estabilidad Financiera Europea) pueda comprar deuda periférica. Recordemos que España e Italia se hallan en una situación similar a la que tenía Grecia un dos meses antes de su rescate.
El brilante analista británico Ambrose Evans-Pritchard estimaba hace escasas fechas que el EFSF debería incrementarse hasta los 3.5 billones de euros para poder estabilizar la situación. Esto es unas ocho veces más que el montante actual y equivale al 27% del PIB de la Eurozona.
Lo que Evans-Pritchard no dice es que el EFSF tendría muchísimas dificultades, una vez que Italia está siendo atacada, para poder ampliarse hasta esas cifras, que pondrían en riesgo a su vez la propia solvencia de Francia, la que a continuación muy probablemente sería también atacada por los hedge funds. Esto sería el fin de dicho programa y casi con seguridad del euro.
Pienso que ahora mismo la única opción que tiene la Eurozona para sobrevivir es una monetización masiva de la deuda periférica por parte del BCE, algo a lo que Alemania se opone.
A esto deberían seguir toda una serie de drásticas medidas destinadas a convertir a la Eurozona en un área monetaria óptima de acuerdo a los criterios definidos por el economista canadiense Robert Mundell, a saber, que exista gran movilidad de los factores productivos, flexibilidad de precios de bienes y servicios y, por último, que funcionen de manera conveniente las transferencias presupuestarias entre las diferentes partes del territorio.
La alternativa a esto es muy probable que sea la mayor crisis financiera de la Historia que, de forma estremecedora, podría estar a la vuelta de la esquina.