La auditoría de las dos firmas contratadas, Oliver-Wyman y Rolland-Berger, es una tomadura de pelo más a los españoles. En su informe, los Oliver y Benji se lavan las manos cual Poncio Pilato al indicar que la veracidad o certeza de sus conclusiones están supeditadas a los datos proporcionados por el Banco de España. Qué panda de castuzos nos gobiernan.