Octavio Alberola, una de las grandes figuras del anarquismo contemporáneo nos ofrece, en el ocaso de su vida, una semblanza de su apasionante vida.
Octavio ha sido un incansable luchador por la democracia y la libertad. Su papel en la lucha antifranquista fue sumamente activo y los riesgos corridos enormes. No en vano la dictadura iba dejando un reguero con la sangre de los defensores de la libertad.
Colaboró también en el derrocamiento de la dictadura de Fulgencio Batista, en acciones tanto en España como en Europa en una difícil etapa de nuestra Historia de connivencia de los gobiernos extranjeros con la cárcel en que el franquismo había convertido España para la mayor parte de la población.
También era una etapa difícil para el exilio español, que parecía desconectado de la realidad de la época y embarcado en una dinámica de autojustificación, especialmente en el ámbito del anarquismo.
Octavio se enfrentó a estas deficiencias y abogó por un cambio en el movimiento anarquista, reclamando menos dogmatismo. Sin embargo no se adoptaron las reformas que propuso.
También fue crítico con la falta de participación en el mayo del 68 y el papel del sindicalismo en la lucha revolucionaria, en una época en que el movimiento sindical aparecía anquilosado y dominado en buena medida por los partidos.
Defiende un anarquismo dialogante con el resto de la izquierda frente a la opuesta actitud imperante y combatir el autoritarismo que traslucen muchos mensajes de lucha.
Octavio trata sin tapujos el papel de la violencia en la lucha revolucionaria y sale airoso de tan espinoso asunto.
Sin embargo, el movimiento anarquista sigue jugando un papel testimonial en la política española. Posiblemente la desunión y falta de estrategia sean las culpables de esta situación y de la desconexión con la clase trabajadora. También es importante en este fracaso el que el movimiento anarquista no aparezca como la casa de todos los que quieren transformar la sociedad. La comparación con el anarquismo previo a la Guerra Civil deja al anarquismo actual en muy mal lugar. Han pasado más de 40 años desde el fin del fascismo y no se ha adelantado nada en ese camino.
Esperemos que el libro de Octavio aporte algo para solucionar esta situación y para difundir y explicar en lo que consiste realmente el anarquismo.
Octavio hace un llamamiento contra la normalidad, pues implica falta de compromiso y aprobación tácita de la situación. Hay que colaborar, cada uno en función de sus posibilidades y en su ámbito y dependiendo de la situación social del momento.
Alberola hace una crítica a las ideologías en el ámbito del anarquismo. El anarquismo es una forma de vida.
Octavio reflexiona sobre la revolución y sobre la frase de Foucault en que hace referencia a si es deseable. También de cómo la misma palabra revolución ha quedado en desuso. El consumismo actúa como un narcótico social.
Sin embargo la revolución es necesaria si no queremos vernos abocados a un colapso civilizatorio en un lapso más o menos breve.
Finalmente Alberola nos deja como mensaje que para que haya revolución es necesario que haya revolucionarios, y eso implica vivir de forma coherente con ello.
Crónica de la presentación realizada por Juan Carlos Barba
gracias por hablar de libro Revolución o Colapso, es un buen post, se agradece la info