Con Manuel Rey y Manuel Llamas. Hablamos de los programas económicos de los partidos, sobre todo en relación al cmabio de modelo productivo, y de las sombrías perspectivas que tenemos a la vista de esos programas.
Para el que quiera seguir el debate político anterior, éste es el audio
Escuchandoos me han venido a la cabeza las empresas donde he trabajado anteriormente y si comentais que un trabajador es algo que sale tan caro, me hago cruces de como se funciona aquí.
-No hay formación especializada por parte de la empresa, por tanto ni se crea experiencia ni se fomenta afinidad con el puesto de trabajo.
-La organización es un desastre, no se coordina desde una formación seria sobre planificación sino que en los escalafones mas altos se suele poner a gente “iluminada” que frena la producción y frustra a los trabajadores.
-He oido decir que “el gasto es mas importante que los ingresos”. Y lo he visto en muchas empresas, lo importante es justificar gastos para desgravar y recibir subvenciones. El producto es aire, los trabajadores se pasan meses sin hacer nada o cosas inútiles que ni aportan experiencia ni curriculum.
-La laxitud en la planificación deshumaniza al trabajador y por tanto le aleja de la empresa, es muy dificil sentirte implicado en algo que ni produce ni tiende a conseguir objetivos. A ese nivel estuve en una empresa donde para compensar lo ajustado del suedo tenian la sana práctica de ponerte unos deberes semanales y gratificarte con horas libres si te organizabas y cumplias con los objetivos. El sistema funcionaba perfectamente, la gente era responsable, se llevaba un control de la capacidad de producción de cada trabajador, controlando el nivel de “deberes” para adecuarlo a cada cual, se cumplian los milestones…¿Que paso? Un personaje amigo del jefe fué nombrado supervisor y se dedicaba a deshacer lo hecho para volver a hacerlo exactamente igual, retrasando el final del proyecto y apretando a los productores para que soltaran mas dinero. El resultado fue que los productores se cansaron, cortaron el grifo, la empresa cerró, la gente fué a la calle y el supervisor ha seguido subiendo niveles, pasando a empresas cada vez mejores donde todos los proyectos en que ha estado han acabado en desastre indefectiblemente.
Desde mi experiencia todas estas cosas son endémicas en la empresa española. Hay miedo a fraccionar responsabilidades por todo el tema de coordinación que implica, hay muy poco control de los pocos departamentos que hay, un desprecio por la productividad, un ambiente enrarecido en las relaciones laborales en las que los superiores anteponen una “conciencia de jefe” a la profesionalidad, demasiadas facilidades para vivir de subvenciones, hay grandes empresas a las que les sale mas a cuenta pagar denuncias que mejorar sus condiciones laborales, un planteamiento en que el empresario compra las horas que el trabajador va estar en la oficina, aunque sea para no producir nada y se fomentan cosas tan poco productivas como el horario partido, en el que se destroza por la tarde la mitad de lo que se ha adelantado por la mañana…
Así es muy dificil que un trabajador se implique en una empresa, cuando el único aliciente que tiene es el sueldo, la jornada de trabajo se convierte en un trámite. Por desgracia la solución es irse al extranjero y darte cuenta de que hay enfoques que no tienen nada que ver con el español.
Me parecen unos comentarios extraordinariamente acertados.
¿Qué se puede hacer para corregir esto?
1- Eliminar subvenciones, que sólo distorsionan la competencia entre empresas.
2-Fomentar la formación de los jóvenes y que los más formados tengan facilidades para emprender. Creo recordar que cerca del 90% de los empresarios españoles no tiene estudios universitarios. Establecer programas de intercambio con escuelas de negocio extranjeras.
3-Incentivar el retorno de directivos desde el extranjero, fiscalmente.
4-Eliminar regulaciones y barreras de entrada en los mercados que lo único que hacen es proteger a las empresas grandes.
5-Dotar de competencias efectivas al Tribunal de Defensa de la Competencia.
En el ejemplo que he comentado, por supuesto, las horas exta de regalo dejaron de existir y la planificación fue cediendo gradualmente, hasta el punto de acabar teniendo a la gente trabajando fines de semana y noches enteras, sin sueldo extra. Podeis suponer que hubo un cambio bastante importante de afinidad de los trabajadores respecto a la empresa.