Intentaré contar algunas verdades sobre Cataluña. Espero firmemente que se ofendan los nacionalistas: los catalanes y los españoles. Creo denodadamente en el “derecho a decidir”. Pero no como lo interpretan interesadamente los políticos de allí y de aquí. Resultó muy divertido el último debate con los representantes de la casta catalana ante una panda de periodistas “españolistos”. Unos y otros se arrogaban la representación de los ciudadanos, los únicos soberanos de verdad. Pero veamos: ¿Derecho a decidir si queremos que se desmantele y privatice la educación y la enseñanza?. ¿Derecho a decidir muchas más cosas y, después de haber decidido en democracia (cosa que catalanes y no catalanes jamás hemos hecho) por qué no, plantear incluso un marco legal, pactado, decidido entre todos, representantes y pueblo soberano, para permitir a una región que así lo desee, independizarse del resto?. Pues claro que sí. Hagámoslo ya. Estamos agotados, hastiados y cansados de este coñazo, digámoslo como lo que es: un agotador coñazo.
Lo cierto es que con los problemas sistémicos de España la cuestión catalana desvía la mirada de la gente de las atrocidades cometidas por un conjunto de criminales con serias taras mentales (la clase política). Favorece, por tanto, a los que gobiernan porque puede consolidar un voto conservador y anticatalán primario en las filas peperas e incluso socialistas.Y lo saben. Pero vayamos al fondo del asunto: todo empieza con la maldita transición que fue nefasta también en el asunto catalán. La cesión a Navarra y País Vasco de la hacienda foral, es decir, el triunfo de los elementos carlistas suprimidos en 1876 supuso un agravio comparativo para con Cataluña. De ahí vienen nuestros actuales males. O quizás de antes. Azaña acabó harto de los nacionalistas catalanes y echaba pestes de ellos durante la guerra, llegando a acusarlos de trabajar para Franco y Ortega dijo que el problema catalán no tendría solución, sencillamente que solo se podía “conllevar” o algo muy parecido.
Pero si profundizamos un poco más, en esta Cataluña en ruinas que ha dejado CIU y ERC-PSC, cuando el tripartito, el debate nacionalista beneficia enormemente al poder establecido, a la cleptocracia reinante en el principado y en el reino de España. Dicen que se les ha ido de las manos pero lo cierto es que en oscuras y secretas reuniones tejen y destejen la madeja de un velo que trata de ocultar su incompetencia y la falta de mecanismos democráticos. Resultaba repugnante ver a los “representantes del pueblo catalán”, hablar por ese pueblo cuando han sido elegidos por las cúpulas de su partitocracia. El PP encantado con este asunto, así como CIU y ERC. De esta manera se aparcan asuntos vitales mientras la población se entretiene con fuegos de artificio. Nada nuevo bajo el sol, la misma táctica de siempre. Por supuesto que la Casa Real frotándose las manos ante la eventual intervención mágica del rey Felipe para salvar in extremis los muebles.
Ya tenemos al nuevo mesías, al nuevo salvador, que protagonizará su particular 23-F. Repuganate. Tode este asunto no lleva sino a la perpetuación del régimen del 78, si acaso con alguna cesión más al nacionalismo, como puede ser la hacienda propia para los catalanes. Pero el resto, como siempre, con nuestra maravillosa monarquía trincona. Lo triste es que muchos no se dan cuenta, no quieren ver ni escuchar. Creen ingenuamente que la crisis de estado y la desmembración de España supondría una oportunidad de ruptura. Ni Cataluña ni la España que quede tendrían necesariamente que haberse librado de sus oligarquías. No hay nada que apunte hacia ese camino y solo hay que ver a los líderes de la cleptocracia en las manifestaciones de la diada. Allí están y allí seguirán. No se van a rendir. No van a entregar el poder al pueblo voluntariamente. Es cierto que ha crecido una potente sociedad civil en cataluña a favor de la consulta pero ello no hubiese sucedido sin el respaldo institucional previo y los años de adoctrinamiento. Y la corrupción, que a todos une. Yo me corrompo tu te corrompes, y mientras vamos “haciendo país”, el de las maravillas.
Están ofuscados con su “consulta”. Pues bien, consultemos. Pero antes, sin perder más tiempo, hagamos una ley de leyes nueva en la que quepa la democracia directa y más tarde una ley “de claridad“, al estilo canadiense. Para que todos los catalanes puedan votar en libertad y con conocimiento de causa, sabiendo lo bueno y lo malo que puede comportar una eventual independencia. Entre otras cosas porque nadie que no sea un radical le desea ningún mal a los catalanes. Tengo familia en Barcelona. Los aprecio y nada cambiaría si se levantase una nueva frontera entre nosotros, si vivieran en el extranjero.Quizás en ese nuevo marco descienda el independentismo. O quizás no.
Una ley de claridad elaborada en el marco de una nueva constitución democrática que ponga las bases de un nuevo estado, no necesariamente federalista (otra de las trampas de las oligarquía reinante, pensar que el federalismo lo soluciona todo). Debatamos, discutamos, entre todos los españoles, catalanes incluidos los términos de un nuevo marco con el que nos podamos sentir orgullosos de ser españoles y en donde los que no lo consideren así puedan marcharse pacíficamente, sin amenazas militares de ningún tipo. En mi opinión esa ley de claridad o de consultas debería de permitir a los catalanes votar una sola pregunta: sí o no a la independencia, con todas sus consecuencias. Resulta una burla la pregunta propuesta por la generalitat en un referéndum que con toda probabilidad no será. Lo que será son unas elecciones anticipadas. Pero si los catalanes lo quieren, al menos una gran mayoría, siempre que haya un mínimo de participación ( no como en el escandaloso referéndum del Estatut, donde no votó ni el 50%) nada que objetar. Ni sagradas eternidades de la nación española ni inventos de un pasado mágico tergiversado por el nacionalismo. Simple y llanamente, la voluntad de la mayoría que democráticamente se expresa en las urnas pero unas urnas no de cartón sino de verdad, por favor.
A pesar de la doble pregunta trampa (ideada para que perdamos el referéndum), la cleptocracia de las castas, el disguto de los españoles y la disparidad de opiniones sobre qué comportaría la independencia, la consulta es IMPARABLE. Se gane o se pierda la relación de España con Catalunya nunca volverá a ser la misma. Porque no tenemos que pedir permiso para separarnos de un maltratador, aún sabiendo que no saldremos indemnes.
¡Hasta las narices del cuento del maltratador! En todo caso, la casta (la española y la local catalana) nos ha maltratado a todos los españoles, pero el raca-raca del agravio específico a Cataluña es insoportable, por falso, egoísta y ofensivo. Al final todos nos hundiremos por nuestra manifiesta ignorancia y nuestra incapacidad de actuar para el bien común: eso sí ¡cada uno en su país!.
No creo que la relación sea la de un maltratador. Cataluña ni siquiera es colonia de España. Pero una ley de claridad lo aclararía todo.
Catalunya sí se encuentra en una situación de maltrato. Y, si no tienes la sensibilidad para entenderlo, no voy a listar todos los agravios sufridos que no son sólo económicos. Es tarde para hacer una ley de transparencia o que ahora nos ofrezcan las ventajas de las que gozan Euskadi y Navarra. No podemos esperar más: hay que ir a por todas. Si conviene se declara la dependencia unilateralmente, porque la ambigua CE nos la pasamos por el forro (igual que ellos). Dices que con este artículo esperas ofender a los nacionalistas catalanes y españoles, pero al final se te escapa eso de crear un nuevo marco “con el que nos podamos sentir orgullosos de ser españoles”. Es obvio en qué bando estás, sólo hay dos. Soy una radical porque ya no caben medias tintas.
Decir que hay maltrato es completamente ridículo.
A la gente de Cataluña quien le ha maltrato son los dirigentes que ellos han votado, con recortes brutales en lo social.
Recortes que hemos sufrido en toda España, no sólo en Cataluña.
Eso es mentira, y te lo dice un catalán como tú y por tanto español. Por como te expresas deduzco que debes ser una persona bastante joven con poca idea de cómo funciona el mundo. A eso hay que sumarle la educación que recibís los jovenes en Cataluña, la cual es más una propaganda que una enseñanza.
Si tuvieras remota idea de lo que hablas sabrías que una Cataluña independiente sin el paragüas del BCE no tardaría en quebrar ni un mes. ¿Quién financiaría a Cataluña? Dime, ¿quién? ¿Vas a responder que os financiaríais con las exportaciones?
Los de tu tribu decís que no pagaríais la deuda proporcional correspondiente al estado; igual os pensais que sois Escocia o Noruega y las reservas de petroleo os financiarían. Desgraciadamente para ti Cataluña no tiene recursos naturales con los que comerciar, por tanto, ¿Con qué pagaríais el petroleo, porque para comprar petroleo se necesitan DOLARES y la energía para la industria ¿la generaríais vosotros? ¿Cómo?
España sin la financiación del BCE estaría muerta y Cataluña sin España y por tanto, sin el BCE estará muerta.
El resto no son más que el resultado de 30 años de adoctrinamiento (lo veo todos los dias, en 3/24 o els matins de tv3). Precisamente tu último párrafo lo atestigua, “Es obvio de qué bando estás, sólo hay dos”, para los totalitarios, el mundo se divide en dos bandos, los que están conmigo y los que están contra mi. Ya hemos visto el legado que dejan al mundo.
Claro, es que a mí lo que gustaría es poder sentirme español sin ser un patriota. Ahora no puedo porque no es una democracia. Eso no significa que sea nacionalista, que siempre pone por delante “su patria”. No me gustan las etiquetas, pero he nacido en España (Albacete) y resido en Elche (Alicante) y es territorio español. En este conflicto, si es que lo es, se supone que hay dos partes y que las dos quieren llegar a un entendimiento y si los catalanes quieren separación me parece muy bien. Solo deseo evitar un conflicto que se vaya de madre y que esta separación sea lo más amistosa posible, si es que una gran mayoría del pueblo catalán así lo quiere, por supuesto. Yo si pudiera me independizaría de esta España actual pero no nos dejan votar en referéndum si queremos expulsar a corruptos y criminales y establecer la democracia formal. Así de duro.