La totalidad de voceros de la derecha de este país, entre los que incluyo a la mayoría de los que aparecen en múltiples tertulias que salpican radios y televisiones patrias defendiendo al PP, suelen referirse a la Segunda República y, por extensión, a la República como régimen político para España con afirmaciones fuera de tono, crispadas y amenazantes, casi siempre apocalípticas y totalmente tergiversadas a nivel histórico. Afirman que España ha gozado de los mejores años de su historia con la monarquía franquista (aunque ellos no usen ese término, sino el torticero de monarquía constitucional). ¿Es que en una España republicana no se podría haber dado un crecimiento económico, un desarrollo material como el que ha habido hasta el inicio de la crisis?. ¿Por qué no?.¿Por qué ellos tienen un oráculo, una bola de cristal que les guía?. Es algo que obviamente no se puede saber, es absurdo opinar sobre lo que no ha pasado: sería una ucronía.
Otra de sus peroratas es el dichoso tema de la unidad de España y la amenza cierta (que siempre les viene muy bien para tapar muchos temas que les salpican) del separatismo vasco y catalán. Con una república España se rompe es la afirmación favorita de estos demagogos irresponsables. Repiten sin rubor que la unidad de España correría peligro si la monarquía se esfumase y señalan de forma cínica que fuera de las instituciones hace mucho frío. Seguramente el mismo que pasan millones de Españoles con estas maravillosas instituciones monárquicas. Fingen desconocer que la Segunda República afirmaba que España era un estado integral, es decir, un estado unitario con la posibilidad de obtención de autonomía para sus regiones. Jamás apareció el confuso término “nacionalidades” que se impuso en el 78. O también obvian esa idea de España tan clara en un Azaña, un Fernando De los Ríos o un Julián Besteiro, una idea de España que no han tenido nuestros monárquicos gobernantes recientes. Nunca España estuvo más cerca de romperse que ahora, mucho más que en cualquier período de nuestra historia, incluyendo la tragicómica primera república.
Equiparan también España con la monarquía, algo propio de etapas absolutistas, cuando el Rey lo era por derecho divino. Era un ser mágico que Dios nos había traído y que era la representación de su Reino, propiedad de una familia. No se si se dan cuenta de ello pero lo que se traduce de esta tesis es algo parecido a lo que decía el general Franco y que suelen utilizar los dictadores de toda época, ese El Estado soy yo. Identifican el país, la nación, el estado o como le queramos llamar con su persona. Igualito que Luis XIV.
Y lo cierto es que el mensaje llega a calar entre los conservadores. Por supuesto cala profundamente entre la mayoría de los votantes del PP que ven con miedo una república que teóricamente disolviera la unidad de España. Y porqué no decirlo, cala también en gran parte de lo que se ha venido en llamar centro sociológico, mucho del cual vota PSOE. Esto, como ya demostré en escritos anteriores, es una soberana memez. La soberanía nacional no reside en el Rey, sino en la nación que, en el concepto liberal de la misma está constituída por el conjunto de los ciudadanos en el libre ejercicio de su libertad política. Durante la Edad Contemporánea en occidente evolucionamos desde la Soberanía Real o Absolutismo hasta la Soberanía Popular. La soberanía reside en la nación, como afirma la Constitución Española. El Rey puede ser el representante simbólico de la Jefatura de Estado en una monarquía parlamentaria pero jamás puede tener soberanía alguna (de hecho oficialmente no la tiene aunque sabemos de sus manejos en la sombra) ni equipararse con la nación o el estado. Eso sería tanto como regresar a una dictadura. Como supongo que los líderes conservadores no se atreverán a plantear tamaño despropósito no deberían exaltarse de esa manera en cuanto oyen la palabra republica.
Reflexionando tras verles despotricar contra la forma de estado republicana, metiendo el miedo en el cuerpo de los españoles, muchos de ellos desconocedores de los conceptos más básicos de política y de la historia de su propio país, creo que he llegado a entender su terror, su miedo a que una república presidencialista (una de las opciones republicanas que no se llevó a término en la Segunda República) se asiente en España, a que hubiera un sistema político donde los poderes estuvieran perfectamente separados. Veamos: ellos creen ( o eso pienso yo) que en unas elecciones presidenciales donde, como sucede en Francia, los ciudadanos eligieran directamente al Jefe del Estado a doble vuelta sus posibilidades electorales quedarían reducidas a la mínima expresión. Y es posible que su miedo a no poder gobernar durante décadas en España tenga algo de verosímil.
Hagamos un sencillo ejercicio de abstracción con los resultados electorales históricos en España, es decir, veamos como se comporta el electorado habitualmente, cual es la sociología electoral que nos ofrecen encuestas y series electorales. En una hipotética doble vuelta en la que quedaran dos candidatos, eventualmente los de los dos grandes partidos, en nuestro caso PP y PSOE, el voto de izquierdas iría para el candidato socialista ( o el candidato progresista) ese voto útil tantas veces mencionado pero que en este caso sería más útil que nunca: impedir un gobierno de derechas. Entonces el candidato progresista tendría todas las posibilidades de ganar. Pensemos que en España, incluso con la mayoría absoluta de Aznar o la reciente de Rajoy el PP ni de lejos alcanzó el 50% de los votos.
Ahora pensemos un poco más: el voto conservador, de derechas, está casi al 100% en el PP, es decir, al PP le votan desde ultraderechistas hasta derecha liberal pasando por la derecha católica. Prácticamente todo el espectro conservador a excepción de los nacionalistas católicos del PNV y los convergentes catalanes. Eso se traduce en que no hay en España ni un partido liberal potente ni otro de extrema derecha tipo frente nacional francés que arrebate votos al PP en el bando conservador. De este axioma indiscutible se traduce que al candidato popular le votarían todos esos grupos que en España nunca han franqueado la barrera del 45%. Por el contrario el voto progresista, de izquierdas ha sumado, en su conjunto, más del 50% si añadimos al voto socialista, el de Izquierda Unida y el de diversos grupos de extrema izquierda, incluída la nacionalista y separatista (ERC, Bildu, Amaiur, etc). Pero es que debemos pensar que muchos votantes nacionalistas de derechas siempre votarían al candidato socialista para impedir una victoria del PP, de este PP, es decir, de esta derecha rancia y cedista, en el concepto republicano. Por tanto habría que sumar al bloque progresista el voto de la mayoría de peneuvistas y simpatizantes de la CiU catalana.
En resumen: ese terror conservador a la república (fundamentalmente de la derecha que nos gobierna, del PP, porque no toda la derecha es monárquica, la hay también republicana aunque en una proporción exigua y, en ocasiones, poco deseable) parece que está plenamente justificado. Lo pueden vestir de miedo a la tricolor, de soflamas pseudohistóricas de un Moa o un Vidal sobre la Segunda República, pueden azuzar el espantajo del “España se rompe” ( como si no estuviera casi rota con la monarquía del hablando se entiende la gente) o de una eventual nueva Guerra Civil, algo ciertamente descabellado por el contexto histórico en el que vivimos y que no es el de la Europa de Hitler. Pero, en realidad, su rechazo frontal a la república se debe a la posibilidad de que en un régimen presidencialista, no parlamentario como en Italia o Grecia, jamás pudieran gobernar. Porque en un distrito electoral nacional, único, donde todos los votos valgan lo mismo( democracia plena) sus posibilidades de ganar la presidencia y gobernar son exiguas. Ello no impediría que pudieran controlar el poder legislativo ( como ocurre en ocasiones en Francia en la llamada Cohabitación o actualmente en Estados Unidos) en unas elecciones separadas de las presidenciales. Pero el gobierno sería imposible de alcanzar sin no apareciera una derecha equiparable a los partidos conservadores europeos, mucho más centrados que en España. Porque ya sabemos que si la izquierda no estuviera dividida, si todos los votos progresistas sumaran sería materialmente imposible un gobierno del PP. Y eso es lo que temen: perder el poder y, lo que es peor, no volver a gobernar en décadas.
Varias cosas. 1. El régimen de ahora es profundamente antifranquista. El franquismo fue el régimen del despido a 90 días, de la vivienda inembargable, del pleno empleo, de la seguridad social, de las viviendas sociales, de la prosperidad económica, de los altos niveles de educación, de la industrialización, etc. Lo que vivimos ahora es una república coronada. Tan es así que detesta tanto el franquismo (por miedo básicamente, porque nos han arruinado) que la izquierda con la colaboración inestimable de la derecha quiere destruir todo resto de franquismo. Le quitan estatuas 30 años después de muerto a Franco o destruyen lo último que queda de franquismo, la clase media. 2. Sobre la república. Personalmente no huyo del sistema republicano siempre que sea una república social, nacional y representativa recogiendo las tradiciones españolas. Pero la república que nos tratas de meter con calzador es el mismo cáncer que tenemos ahora. Primero el trapo tricolor que es un invento antiespañol y luego su nefasta gestión del 31 al 36 que culminó con una guerra civil. Luego encima no nos cuentes la milonga de que asegura la unidad de España cuando precisamente el separatismo vasco y catalán se alineó con el Frente Popular (que es lo que tú propones). Por otra parte los que se rebelaron contra la “legalidad republicana” fueron en un primer momento las izquierdas y el separatismo en el 34. Entre otras cosas, porque las izquierdas no creen en la república sino que creen en su dictadura marxista y el separatismo odia a España. República sí, siempre que sea española y de todos (bandera bicolor, social y nacional). Dictaduras de izquierdas no, por favor. Ya tenemos bastante con el sistema izquierdista que padecemos que nos ha arruinado. Ah, y monarquía sí, siempre que sea una monarquía, social, tradicional y representativa. No hace falta mentir.
Tu lo que propones es una nueva dictadura. Yo en cambio, llegar a la verdadera democracia. ·En esa democracia caben los nacionalismos vasco, gallega y catalán, pero dejando claras las competencias de cada uno. En realidad eres monárquico, pero de una monarquía autoritaria como quería el amigo paco, el genocida del Ferrol. Progresos hubo durante su largo mandato, ¡¡¡faltaría más, después de dejar a España más de 10 años pasando hambre por su cabezonería con la autarquía¡¡. Por suerte los tecnócratas aliviaron sus incongruencias. Digo que la República garantiza la unidad porque la monarquía no la ha garantizado y, los resultados a la vista están. En una república ( no regresar a la segunda, eso no, aunque tuvo cosas positivas como afirmar que la república era un Estado Integral, es decir, que no se podía dividir y todos los logros sociales que solo señoritos, fascitas y la crisis económica mundial ( la gran depresión) evitaron. Pero prefiero mirar al futuro y creo que una españa republicana garantiza que las tendencias centrífugas se avengan y si no quieren, habrá que convencerlos. La Segunda República reaccionó con los mecanismos legales ante la situación del 34, mandando a la Guardia Civil. ¿Crees que ahora se atreverían?. Por favor….
Vamos a ver, a quien manda la república a sofocar el golpe de estado de la izquierda y del separatismo es directamente a Franco. E insisto, lo que padecemos es una república coronada de ideología izquierdista. Y resulta evidente que este sistema no quiere, en ningún caso, defender nada que huela a España. Luis, lo que habría que calcular es lucro cesante de cómo estaríamos ahora si el régimen hubiera continuado a como estamos ahora. Resulta evidente que seríamos un país cojonudo en todos los órdenes. Entre otras cosas, porque la convergencia con Europa ha sido más alta en el año 75. Y porque resulta evidente que sistema actual ha destruido todo lo que quedaba de franquismo y que ya enumeré en mi anterior comentario (clase media, seguridad social, niveles altos de educación, etc, por no hablar de la baja población carcelaria). Hablas de 10 años pasando hambre por la autarquía. Ya me gustaría a mí estar ahora en el año 40. Al menos tendríamos futuro, ya que alguien con capacidad dirigía el país. Por no hablar de que Europa estaba en una guerra que la dejaría destruida o que el gobierno del frente popular había saqueado las arcas públicas o el aislamiento al que se vio sometido España tras la guerra. Lo que no quita para que se desarrollasen a principios de los 40 las leyes más sociales del régimen que ya quisiéramos ahora. Ni que decir que la evolución del país en sólo 40 años fue extraordinaria pasando de la chabola al piso y de la alpargata a la industria. Ahora hemos tardado 40 años en dilapidar todo aquello y anhelar las migajas de los negocios más inmundos como Eurovegas o similares putrefacciones donde el hombre pasa a la categoría de esclavo.
Sobre la monarquía; yo propongo una monarquía social, tradicional y representativa. Es decir, articulada a través de sus ciudadanos y no entes artificiales que son los partidos políticos.
Sobre la república, no la rehuyo pero siempre que sea social y nacional y no ése invento liberal y de izquierdas con la franja morada (el pendón de Castilla es rojo, no morado).
Un apunte, sobre el movimiento 15M del que aquí se habla bastante. Si en vez de tricolores hubieran aparecido banderas de España el movimiento hubiera triunfado. Hubiéramos sido miles de españoles, miles de curritos, trabajadores, padres de familia, en definitiva, gente normal los que hubiéramos salido a la calle. Y no los cantamañanas de siempre. Ya no aguantamos más. Lástima de ocasión pérdida. Un cordial saludo,