¿Es posible que los ciclos económicos sean nuestra forma natural de crecer?, ¿Es posible por tanto que las expansiones crediticias solo sean una forma de maximizar ese crecimiento?
Veámoslo con un ejemplo.
Si un marino que quisiese descubrir América estima que para recorrer el camino necesita 1 tonelada de provisiones, puede decidir llevarse el doble por si acaso. Así, se daría la vuelta en cuanto gaste más de 1 tonelada y empiece a temer que no tendrá provisiones para volver al punto de partida (camino que conoce porque lo acaba de recorrer). Está siendo conservador, viaja con cargo a su ahorro previo, no estaría “extendiéndose crédito a si mismo”.
Sin embargo, si en lugar de darse la vuelta siguiese adelante consumiendo sus provisiones sin saber cuanto tiempo le queda para llegar a America, de forma que podría no llegar a su destino ni tampoco tener provisiones para volver al punto de partida, entonces está comenzando a autoextenderse crédito. Lo podría hacer prudentemente si raciona las provisiones o de forma más arriesgada si las sigue consumiendo como si no se fuesen a acabar. Pero en cualquier caso está autoextendiéndose crédito apelando al éxito de la travesía y con cargo a su propia vida y la de su tripulación.
¿Es una opción mejor que la otra? ¿Si toda la tripulación está dispuesta a sacrificarse por la segunda opción, donde está el problema?
El símil con la situación actual, donde la Sociedad ya sea por activa o por pasiva se ha provisto una serie de mecanismos para autoextenderse crédito (Moneda Fiduiciaria, Bancos Centrales, Reserva Fraccionaria, etc…), sería que hemos consumido gran parte de nuestro ahorro en iniciativas arriesgadas en favor del progreso tecnológico y económico y a costa de nuestra prosperidad futura, ya que muchas de esas iniciativas no serán tan rentables como creíamos o incluso no serán rentables en absoluto (como los cientos de miles de inmuebles “de más” que se han construido en España).
La gran expansión crediticia de nuestra era no comenzó ni en 2001 (tras las .com y el 11-S) ni en 1971 (tras el abandono del patrón oro) ni en 1913 (cuando se créo la Reserva Federal). Comenzó en el S XVIII tras la revolución industrial y coincidiendo con la despenalización generalizada de la usura.
Gracias a la utilización intensiva de la usura por parte de todos nosotros, y ojo que sin prestatario no hay préstamo, que el usurero solo satisface la demanda del mercado, hemos podido alcanzar lo largo de los últimos 200 años unas importantísimas cotas de progreso, muy posiblemente a costa de unos cuantos años de penuria económica en el futuro. A los que nos toque sufrir esas penurias nos parecerá injusto. Pero aunque no nos guste aceptarlo, quizá la humanidad como especie se guíe por el mismo criterio que todas las demás especies animales: Supervivencia y Expansión. De forma que la Especie Humana, como orden superior al individuo o una generación concreta de individuos, “considere” esas penurias como un coste asumible. Igual que el marino y su tripulación cuando deciden seguir adelante aun a riesgo de perder sus vidas.
Manuel Polavieja.
no acabo de asimilar o aceptar que unos avancen a costa de otros y que esto sea debido a un proceso racional, más bien creo que esos avances son debidos al estado emocional de la sociedad en general y al indivíduo en particular, pero para los que van por detrás se les deja un erial.