El aislamiento perfecto es la muerte perfecta. No hay ventilación en absoluto. Es como los niños que van en carritos empujados por sus padres o por la niñeras y metidos en una burbuja de plástico respirando su propio CO2 “porque hace frío o porque va a llover”. Cada vez más en burbuja. Cada vez con menos movilidad. Niños estáticos, niños que no andan de la mano de sus mamás o papás. Del carrito al sillón y al sofá y si puede ser de cherlon o cheslong. Vivir tumbados, más bien despatarrados y en burbujas: el coche con climatizador, la casa y la oficina con aire empujado por máquinas.

Cierre, cierre, Santiago y cierra España.No se mueva, que le llevamos todo a sus ojos, a su boca a sus oídos. Telepizza llama a su puerta. Créase lo que ve en la TV, que para eso le hemos puesto 85 canales y pilas duracell en el telemando. Al fin y al cabo es de alta definición y con muchos pixels, o sea que solo puede transmitir verdades con esa definición. Aíslese como un zombi o un autista con auriculares en el metro y en el autobús. No oiga al pedigüeño que abunda en los vagones: no mire al vecino, mire la pantalla de su flamante smartphone de 500 euros (eso si, pagados en cómodas cuotas). No ría, no grite, no se salga de la fila. No sea violento, que eso está muy feo y es antidemocrático.

Mirusté, si pide fecha y hora y rellena adecuadamente los impresos de la Digipol o el Miniterior para solicitar su protesta pacífica en el protestódromo o manifestódromo, lejos de por donde transita la vida urbana, le dejamos que hasta se pinte las manitas de blanco y las agite, que lleve carteles, pero eso si, como recomienda Amnistía Internacional, cuando pide a sus afiliados que envíen cartas a dictadores para que liberen a presos de conciencia, pero que estén CORTESMENTE REDACTADAS. Por ejemplo: “Estimado presidente Obiang, respetuosamente le ruego tome nota de mi descontento por haberse cepillado a unos cuantos cientos o miles de compatriotas y tener enchironados (perdón encarcelados) a la espera de juicio sine die a unos cuantos miles más. Suyo afectísimo y seguro servidor que estrecha su (ensangrentada) mano.”Es decir, ponga sus pancartas sin insultar oiga, aunque se le revuelvan las tripas, por lo que oye o ve.

Piense que a lo mejor es que no ha visto lo que nosotros les recomendamos en la TDT, que es el estándar de cultura del que debe beber. Al fin y al cabo esos a los que usted acosa, son aquellos a los que eligieron 18 millones de votantes y representación D’Hont de la soberanía popular expresada en cajitas de cristal a cada cuatro años. (Otra muestra más del aislamiento perfecto que se está consiguiendo). Coño, ahora que hemos llegado al aislamiento perfecto, resulta que lo que hacía falta era abrir las ventanas de par en par para que entrasen las gramíneas y nos llenasen de alergias, esas gramíneas que anuncia una multinacional farmacéutica como los perversos agentes que tenemos que combatir con sus píldoras a cada primavera (eso si, consultando previamente con nuestro médico y farmacéutico, nada menos). Y también es hora de abrir puertas y ventanas de par en par para ventilar la mierda que se va acumulando en este infecto sistema. Aún a riesgo de pillar un resfriado y quedar con los mocos colgando que no es tan malo.