Cuando somos pequeños, mamá o papá a veces nos leen algo antes de acostarnos. Tenemos ese ansia de irnos para cama con una fantasía nueva. Y, la verdad, es que ese ansia apenas se evapora a medida que nos vamos haciendo mayores. Si además la historia tiene un superhéroe como protagonista, la trama se anima porque el que más o que menos se identifica con él y con su capacidad de cambiar el mundo…para mejor.
Pero luego nos dicen que no nos engañemos, que nadie volverá a nuestra cama a contarnos cuentos para dormir, que hay que bajar al mundo real. Y, con estas, mamamos el mundo real, aunque en ocasiones cueste creer que no es otro cuento que nos leen sin posibilidad de réplica. Lo malo es que en la vida real no abundan los superhéroes…y menos hoy en día, con nuestras vidas y los telediarios plagados de villanos y sombras de apocalipsis.
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